sábado, 30 de julio de 2011

Y éstos ya no brotan más...

Finalmente, a menos de un año de haber brotado nuevamente, luego de un casi frío pero a la vez cálido encuentro, hace ya algunos meses, donde sin saberlo empezó el final de una bonita historia. He podido darme cuenta que, pese a que guardaba la esperanza de que en este caso no fuese así, el tiempo no pasa en vano y que el espacio no es lo único que puede separar a las personas, no importa cuanto ellas hayan creído estar cerca.

Es así que a finales del año pasado, se realizó mi tan esperado encuentro, rodeado de mucha más naturaleza que la que hubiera esperado, entre vacas,  venados, ovejas, muchas plantas, aves que cantaban e insectos que se divertían entre plantas cuyos nombres jamás terminaré de recordar; ahí estaba con ella, haciendo el papel de una encantadora guía mostrándome todo eso de lo que, en el fondo, creo ser más cercano que ella; yo sin saber más que hacer que seguirle torpemente la corriente, me dí cuenta de la triste realidad, ella ya no era más de quién había quedado prendado cuando niño; ese casi mágico ser ya solo quedaba en mi mente que la iba olvidando, o tal vez ya lo quería olvidar, mientras más avanzábamos en mi recorrido por ese parque lleno de vida y tranquilidad. Luego de unas horas llegó la hora de la inevitable despedida, aunque de quién me hubiera querido despedir ya no existía más o quizás nunca existió, pude darme el gusto de darle un presente que hace años habría sido perfecto y que esta vez fue solo un símbolo de lo que pudo ser y nunca fue.

Meses han pasado y finalmente ya nada más que un bello recuerdo queda presente en mí, todo ha sido mucho más fácil de lo que hubiera pensado, supongo que nunca fue lo que imaginé. Pensándolo bien, todo fue una ilusión, un bello sueño del que por fin he despertado y que por fortuna aún recuerdo, pero ya no lo quisiera volver a soñar otra vez, no con ella...

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